martes, 18 de agosto de 2015

Quereme como quiero

Comedia sobre las "crisis" amorosas de la vida en pareja


“Quereme como quiero” es una comedia de situaciones escrita y dirigida por Gina Piccirilli que bien podría llevarse desde El Teatro El Damero donde realiza sus funciones para sólo 31 espectadores a la masividad de la televisión abierta. 

Los protagonistas son Luciana Conti y Adrián Molteni, Adriana Castelli y Claudio Agulló, Marina Wein y Augusto Bacchiani, Andrea Giase y Alejandro Buonanno; cuatro parejas de amigos que se encuentran por género y comparten las realidades de su convivencia conyugal. El tema principal es el amor, que se manifiesta en diferentes fases, tipologías y edades, incluyendo sus  luchas y desavenencias que dan paso a su desengaño o desilusión donde corre el riesgo de desaparecer. 

Se trata de historias de personas enamoradas de sus parejas que sufren diferentes crisis que desencadenan en momentáneas separaciones. A esto se suma, las confesiones frente a un grupo de amigos que están dispuestos a proponer, insinuar y sugerir ayudas para evitar sufrir los mismos desencantos. Nos identificaremos con cuatro historias llevadas hasta el  límite. La pieza obliga a los personajes a redescubrir en libertad las misteriosas necesidades personales sobre del amor, que iluminaron a priori a los amantes pero que ya empezaban a olvidarse en la monotonía de la convivencia. 

La esencia y acierto de la propuesta se logra al emprender este desafío desde un humor franco y fresco propio de la sitcom, género que gusta desde sus inicios porque habla de lo más afirmado a la realidad donde cruzan caminos el arte y lo social. Aunque para ser justos, los dramaturgos y actores actuales pueden encontrar en Aristófanes el modelo ancestral, empleado con maestría, de la ridiculización de cualquier intriga o situación social, con nombre y apellido. Donde el hombre se ríe de si mismo, de sus miserias y de sus tragedias.

Así con una puesta que mantiene al espectador al pendiente, con buenas interpretaciones y un logrado casting transcurren las escenas, siguiendo a los personajes habitaremos otros escenarios, iremos del departamento de Ana al bar a reunirnos con sus amigas o de la reunión de amigos volveremos con Aldo a casa a ver el partido de river y en el camino nos cruzaremos con Jorge. La obra permite también explorar diferentes puntos de vista, todo vestuario, escenografía, luces es eficiente y verosímil. 

La elección de la música enriquece y abre una dimensión de leve profundidad aunque esté estipulada con rigor para ser remate de cada “gag”. Por último, para que pueda cumplir con todos los elementos del género enunciado más arriba, es necesario que vincule los personajes con las experiencias personales del público, esto se logra cuando al final Diego realiza un sorteo con las localidades y algún priveligiado/a se hace acreedor de un obsequio muy bien envuelto para preservar con total discreción su contenido.

Gina Piccirilli es además docente y coach de actores. Actualmente tiene en cartel la dirección de “Yo me lo guiso, yo me lo como” en el Teatro De La Comedia que estreno en 2012 en su sala. Se formó con Agustín Alezzo y alterna su residencia con España. En la ciudad de Buenos Aires creo el Centro de Formación de Entrenamiento de Actores que lleva su nombre y el Teatro El Damero. Allí realiza talleres de actuación, puesta en escena y dirección teatral. 

Recomiendo este espectáculo y les auguro aún mayor éxito porque sin proponerse más que abrazar la profesión que eligen día a día logran sostener el interés de las personas que convocan, provocan interrogantes y un cúmulo de risas. Apto para parejas, grupos de amigos, compañeros de trabajo del equipo y de la red de espectadores que agotan localidades viernes tras viernes desde su estreno.


TEATRO EL DAMERO DE GINA PICCIRILLI - Dean Funes 506 - 2060-2278
Publicado en: Espectáculos de Acá

martes, 4 de agosto de 2015

Liliana Vitale en Pista Urbana

Celebración Pacha Urbana


Sábado 1 de agosto de agosto, día de celebración de la Mama Pacha en Pista Urbana, son alrededor de las 21 y 30 y ya antes de ingresar se observa el brasero con el fuego ardiente en la vereda. Muchas personas esperan por entrar. Se agregan las mesas y se traen más sillas, se propone a unos juntarse con los otros, todo se hace con calma y se está pendiente de los detalles. La gran cita que convoca es, una vez más, escuchar cantar a Liliana Vitale.

La oscuridad hace resaltar aún más el brillo de las velas que iluminan las ofrendas, la caña, la maceta con tierra y la deidad representada por la escultura originaria de cerámica precolombina que se dispuso para el ritual; todo está preparado para que se inicie el encuentro. La puerta de vidrio que da a la calle se abre y llega Liliana, cubriendo su vestuario con un poncho blanco, se acerca al pequeño altar y entrega su ofrenda mientras interpreta sin más instrumento que su voz “Ella Canta” del disco intimista “La Vida en los Pliegues”, sobre textos de Henri Michaux.

Luego sigue la presentación de los músicos: Ana Ponce y Facundo Guevara en percusión, Eliana Liuni en Vientos, ellos tres la acompañaron también en su CD-DVD “Al Día” nominado a los Premios Gardel en 2014 en la categoría Mejor DVD; se suman los familiares Luciano Vitale, el sobrino, en contrabajo quien tuvo participación en el disco “Al Amparo del Cielo” tocando el charango, Lito Vitale, hermano menor, magnifico pianista y productor de musical de muchos de sus discos, entre ellos el de piano y voz dedicado al tango “Mujer y Argentina” y Esther Soto, madre de ambos, productora ejecutiva de “Ciclo Tres” el primer sello discográfico independiente, entre el público presente. 

“Celebramos la tierra nuestra que nos alimenta para que acá también sepamos que hay un cielo y un suelo, aunque la carpeta asfáltica lo tape, fuego en la vereda para ahumar las penas y quemar los miedos, tierra en la maceta para sembrar lo que sigue, agua en botella de vidrio, aire de nuestras respiraciones apasionadas”, nos dice Vitale mientras presenta las músicas y la poesía reincidente de autores como Alberto Muñoz, Atahualpa Yupanqui, Silvio Rodríguez, Luis Alberto Spinetta, Maria Elena Walsh y otros del repertorio de su historia musical.

Es difícil describir lo que sucede a partir de ahora, no sólo es la elección del repertorio sino que se agrega el oficio del canto como trabajo y la integridad en la expresión desde la cual la música se hace propia,  exigiéndonos a ser oyentes participantes, cercanos y atentos a la calidad de cada sonido, invitándonos a un “viaje” musical  por el tango, el rock, el folclore y hasta algún bolero de una época en la cual más de una generación nos reconocemos produciéndose así  el paso una comunicación más profunda que sólo se da con artistas que tiñen su arte con el amor por la música y en este caso también por el canto.

“Hay que escuchar el canto del agua / Que retorna que vuelve / Que se da”… “La lucha nunca se termina / Da ganas lo desconocido / Cerdos y peces / Hay destino / ¿Lloverá? / Incertidumbre de lo que vendrá”… “A veces es un salmo / Entonado entre dientes / A veces un tumbado / Golpes bajos / Pulsión”…  “Nuestro amor...  / Nuestro amor atonal  / Nuestro amor del nagual / El brillo de las hojas / El abismo y el mar / El salto de los dos / Larai larai lará” de “Son de Agua”, “Desaparecer en el amor” y “Atonal”, los últimos dos del disco “El Beneficio de la Duda” todos momentos intensos donde florece también como compositora.  

Luego siguen las canciones que conocemos todos, Liliana Vitale, logra que los concurrentes también se abran a la experiencia del canto, se sumen a escuchar sus propias voces y  quedarse con la sensación de haber sido modificados, asimilando en el proceso no sólo melodías, ritmos, armonías y silencios sino también conceptos, actitudes y un sistema de creencias ecológicas y sociales cuyo ritual es necesariamente de reciprocidad.

Después de dos bises, los presentes son invitados a probar la caña preparada especialmente para la ocasión, el lugar de muebles de madera queda más calido después del show, alrededor hay objetos antiguos e imágenes de santos de todos los credos. Ya los desconocidos comienzan a hacerse amigos y salen a avivar el fuego y ponerse juntos alrededor, cada cual con su intensión pero todos iluminando los sueños por crear. En Chacabuco al 800, frente al Teatro Margarita Xirgu y al lado del bar El Refuerzo suceden estas cosas desde hace exactamente un año y Liliana Vitale canta en Pista Urbana una vez por mes. La lluvia anunciada aún no llega, las fotos permanecen en la memoria y la luna llena sigue iluminando en el barrio de San Telmo.

PISTA URBANA - Chacabuco 874 - 4361-3015
Publicado en: Espectáculos de Acá