La obra cuenta la historia de Hedda, hija del fallecido Capitán Gabler y con ella lo que sucede a algunas mujeres de la aristocracia del siglo XIX. Ella tiene un primer aspecto de orgullosa, individualista y celosa pero sufre de un gran aburrimiento que la lleva a hacer cada vez más maldades en apariencia sólo por diversión. Como ella misma lo expresa ese aburrimiento la va matando lentamente: “A veces creo que sólo sirvo para una cosa en este mundo (…) para aburrirme mortalmente”.
Si bien Hedda (Fanny Rodríguez) lleva un duelo que la obliga a casarse para poder sobrevivir en su clase social, su mente brillante la hará comprender los beneficios de cumplir el mandato y casarse con Jorge Tesman (Pablo Ortolani), joven burgués que intenta ocupar un lugar destacado en esa sociedad. La obra comienza cuando regresan de su luna miel y comparten su nuevo hogar, un petit hotel recién adquirido que deberán pagar en cuotas.
Toda la acción sucede en este espacio que cuenta con un sillón central, una silla mecedora a la izquierda, adelante una estufa con chimenea, detrás una mesa y a la derecha un escritorio. Allí la criada del matrimonio Tesman, Berta (Marñia Benito) irá acompañando a los diferentes personajes que entran y salen. La primera visita es la de la tía de Jorge, Juliana Tesman (Patricia Sellanes), luego un amigo asesor e influyente de la familia, el Sr. Brack (Carlos Strefezza) más tarde la esposa del juez, señora Elvsted, ex compañera de Hedda (Vivi Campos) y por último el talentoso escritor Ejlet Lovbord (Sebastián Rapaccini).
Con el avance de la obra Hedda mostrará sus aspectos más oscuros con estos personajes y finalmente veremos también otro aspecto de Hedda que tiene que ver con sus miedos, su incapacidad de amar, su lucha interna por no perder su posición y las reglas que la rigen, pero a las que también critica y contra las cuales se rebela.
Cada palabra en esta pieza teatral define a los personajes y a sus individualidades, pero también es un drama de clases sociales, una clase alta y otra más humilde, el público escuchará esas dos voces que no se unen ni se comprenden pero que sobreviven cada una con su estrategia. La de Hedda será defenderla con la ferocidad de un animal y la de su marido, ahora en el ascenso esperado la de valorar cada cosa, aceptarla y agradecerla, convirtiendo los objetos en verdaderos símbolos como las zapatillas bordadas, el sombrero de su tía o el manuscrito de Lovbord.
Una obra que no se puede dejar de conocer y ver, donde los trabajos actorales son honestos y destacados y la dirección y puesta en escena acertada y efectiva. También porque en la sala donde se da esta obra, fundada hace casi 25 años se necesita de la colaboración de todos para seguir con las funciones y no se puede estar ajeno. Es quizás escuchar a Hedda decir: “Haga lo que quiera pero que sea con belleza” pero ser conscientes de que todo tiene un final y que Ibsen realizó también aquí una bienaventuranza de los humildes.
TEATRO LUISA VEHIL - Hipólito Yrigoyen 3133 - 4861-3386
Publicado en: Espectáculos de Acá
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