lunes, 18 de enero de 2016

Las horas fuera de los márgenes

Imágenes de libertad



Se estrenó “Las horas fuera de los márgenes”, protagonizada por Fidel Cuello Vitale con dramaturgia y dirección de Javier Margulis. Se trata de un texto que adapta el capítulo “Emeryt” extraído de “Sanatorium pod klepsydrą” del escritor, crítico literario polaco, pintor, dibujante y artista gráfico, de origen judío Bruno Shultz, publicado por primera vez en 1937.

Este mismo relato de Shulz también inspiró al célebre dramaturgo, pintor, autor, teórico del arte polaco y director Tadeusz Kantor para montar la obra “Clase Muerta”, con sus decrépitos y envejecidos alumnos, verdadera presentación teatral revolucionaria. Aquí un anciano, ya retirado de funcionario, regresa humildemente a los bancos escolares con la intención de aprender todo lo nuevo.

En la novela original Joseph emprende la búsqueda de su padre a través del recuerdo y de lo imaginario y nos arrastra a un viaje espiritual y místico entre la vida y la muerte. Bruno Schulz no pudo nunca abandonar su pueblo por ser el sostén económico de toda su familia tras la muerte del padre, “un gnomo minúsculo, macrocefálico, demasiado timorato para osar existir, había sido expulsado de la vida, se desarrollaba al margen”, escribió de él su amigo Witold Gombrowicz.

Javier Margulis entusiasta lector de Shulz es autor, director, investigador, docente, artista plástico, músico y coexiste en este trabajo como responsable de la dramaturgia, versión, escenografía, música original y dirección. Comparte con Kantor la concepción de un artista con el dominio completo del proyecto que da espacio a una verdadera pluralidad de formas expresivas. Convierte así este texto poético en tiempo teatral con oficio y con simples acciones determina y conserva las bellas metáforas.

Si bien el trabajo utiliza el recurso del monólogo, coloca la palabra en un lugar distinto y nos invita a mirarnos en las imágenes que surgen de la memoria como caricatura autobiográfica de nuestra infancia o primera juventud. La escenografía fija incorpora elementos que suspende en el aire a través de un sistema de poleas para sumar aquellos que se presentan desde el comienzo de la obra que son los que crean un espacio familiar austero. Los objetos, la luz y el uso de los colores nos invitan a explorar el mundo anterior a los límites y nos traslada casi por un túnel a la esencia misma de la emoción.

Fidel Cuello Vitale, joven actor y director, interpreta al anciano despreocupado y optimista, poco seguro de sus piernas, con el cuerpo ligeramente encorvado y rostro de apariencia infantil y lo hace con entrega y buen dominio de su cuerpo. Fidel con una caracterización que toma elementos del grotesco aporta al espectáculo la liviandad, el desplazamiento despreocupado, la musicalidad, el salto al ritmo de la melodía que probablemente lleve innata como herencia de su propia familia, pero que ha sabido encausar en su formación actoral y en su intensa experiencia.

Margulis promueve este material desde el teatro independiente, nos presenta este ser de peso ligero, indefenso, irresponsable y libre que se convierte en repetidor voluntario y vitalicio y este acto de sin sentido se reconcilia en un acto simbólico, en mirada de pájaro, en piel de gato, en danza, en sueños y en la disolución de lazos que oprimen. Y la palabra se convierte en imagen viva y calida llena de libertad, en el encanto supremo de nuestro origen, porque todos necesitamos remitir, atenernos o limitarnos a algo para poder imaginar.

Participan también de este trabajo Liliana Piekar en vestuario, Oscar Trussi en escenografía junto a Margulis, Marco Pastorino en iluminación, Diulio Della Pittima en realización escenográfica, Julieta Carrillo en operación de luces, Matías Luciano Tinganelli en asistencia de iluminación, Julieta Heiderscheid en asistencia de vestuario y Pablo García Tuma en asistencia de dirección. La propuesta es inusual en este tiempo y será sin duda celebrada por los amantes del teatro, se presenta los días sábados a las 21:30 y es imprescindible para el público nuevo y ávido de conocer la búsqueda estética de uno de los grandes formadores que tiene la escena nacional.

martes, 18 de agosto de 2015

Quereme como quiero

Comedia sobre las "crisis" amorosas de la vida en pareja


“Quereme como quiero” es una comedia de situaciones escrita y dirigida por Gina Piccirilli que bien podría llevarse desde El Teatro El Damero donde realiza sus funciones para sólo 31 espectadores a la masividad de la televisión abierta. 

Los protagonistas son Luciana Conti y Adrián Molteni, Adriana Castelli y Claudio Agulló, Marina Wein y Augusto Bacchiani, Andrea Giase y Alejandro Buonanno; cuatro parejas de amigos que se encuentran por género y comparten las realidades de su convivencia conyugal. El tema principal es el amor, que se manifiesta en diferentes fases, tipologías y edades, incluyendo sus  luchas y desavenencias que dan paso a su desengaño o desilusión donde corre el riesgo de desaparecer. 

Se trata de historias de personas enamoradas de sus parejas que sufren diferentes crisis que desencadenan en momentáneas separaciones. A esto se suma, las confesiones frente a un grupo de amigos que están dispuestos a proponer, insinuar y sugerir ayudas para evitar sufrir los mismos desencantos. Nos identificaremos con cuatro historias llevadas hasta el  límite. La pieza obliga a los personajes a redescubrir en libertad las misteriosas necesidades personales sobre del amor, que iluminaron a priori a los amantes pero que ya empezaban a olvidarse en la monotonía de la convivencia. 

La esencia y acierto de la propuesta se logra al emprender este desafío desde un humor franco y fresco propio de la sitcom, género que gusta desde sus inicios porque habla de lo más afirmado a la realidad donde cruzan caminos el arte y lo social. Aunque para ser justos, los dramaturgos y actores actuales pueden encontrar en Aristófanes el modelo ancestral, empleado con maestría, de la ridiculización de cualquier intriga o situación social, con nombre y apellido. Donde el hombre se ríe de si mismo, de sus miserias y de sus tragedias.

Así con una puesta que mantiene al espectador al pendiente, con buenas interpretaciones y un logrado casting transcurren las escenas, siguiendo a los personajes habitaremos otros escenarios, iremos del departamento de Ana al bar a reunirnos con sus amigas o de la reunión de amigos volveremos con Aldo a casa a ver el partido de river y en el camino nos cruzaremos con Jorge. La obra permite también explorar diferentes puntos de vista, todo vestuario, escenografía, luces es eficiente y verosímil. 

La elección de la música enriquece y abre una dimensión de leve profundidad aunque esté estipulada con rigor para ser remate de cada “gag”. Por último, para que pueda cumplir con todos los elementos del género enunciado más arriba, es necesario que vincule los personajes con las experiencias personales del público, esto se logra cuando al final Diego realiza un sorteo con las localidades y algún priveligiado/a se hace acreedor de un obsequio muy bien envuelto para preservar con total discreción su contenido.

Gina Piccirilli es además docente y coach de actores. Actualmente tiene en cartel la dirección de “Yo me lo guiso, yo me lo como” en el Teatro De La Comedia que estreno en 2012 en su sala. Se formó con Agustín Alezzo y alterna su residencia con España. En la ciudad de Buenos Aires creo el Centro de Formación de Entrenamiento de Actores que lleva su nombre y el Teatro El Damero. Allí realiza talleres de actuación, puesta en escena y dirección teatral. 

Recomiendo este espectáculo y les auguro aún mayor éxito porque sin proponerse más que abrazar la profesión que eligen día a día logran sostener el interés de las personas que convocan, provocan interrogantes y un cúmulo de risas. Apto para parejas, grupos de amigos, compañeros de trabajo del equipo y de la red de espectadores que agotan localidades viernes tras viernes desde su estreno.


TEATRO EL DAMERO DE GINA PICCIRILLI - Dean Funes 506 - 2060-2278
Publicado en: Espectáculos de Acá

martes, 4 de agosto de 2015

Liliana Vitale en Pista Urbana

Celebración Pacha Urbana


Sábado 1 de agosto de agosto, día de celebración de la Mama Pacha en Pista Urbana, son alrededor de las 21 y 30 y ya antes de ingresar se observa el brasero con el fuego ardiente en la vereda. Muchas personas esperan por entrar. Se agregan las mesas y se traen más sillas, se propone a unos juntarse con los otros, todo se hace con calma y se está pendiente de los detalles. La gran cita que convoca es, una vez más, escuchar cantar a Liliana Vitale.

La oscuridad hace resaltar aún más el brillo de las velas que iluminan las ofrendas, la caña, la maceta con tierra y la deidad representada por la escultura originaria de cerámica precolombina que se dispuso para el ritual; todo está preparado para que se inicie el encuentro. La puerta de vidrio que da a la calle se abre y llega Liliana, cubriendo su vestuario con un poncho blanco, se acerca al pequeño altar y entrega su ofrenda mientras interpreta sin más instrumento que su voz “Ella Canta” del disco intimista “La Vida en los Pliegues”, sobre textos de Henri Michaux.

Luego sigue la presentación de los músicos: Ana Ponce y Facundo Guevara en percusión, Eliana Liuni en Vientos, ellos tres la acompañaron también en su CD-DVD “Al Día” nominado a los Premios Gardel en 2014 en la categoría Mejor DVD; se suman los familiares Luciano Vitale, el sobrino, en contrabajo quien tuvo participación en el disco “Al Amparo del Cielo” tocando el charango, Lito Vitale, hermano menor, magnifico pianista y productor de musical de muchos de sus discos, entre ellos el de piano y voz dedicado al tango “Mujer y Argentina” y Esther Soto, madre de ambos, productora ejecutiva de “Ciclo Tres” el primer sello discográfico independiente, entre el público presente. 

“Celebramos la tierra nuestra que nos alimenta para que acá también sepamos que hay un cielo y un suelo, aunque la carpeta asfáltica lo tape, fuego en la vereda para ahumar las penas y quemar los miedos, tierra en la maceta para sembrar lo que sigue, agua en botella de vidrio, aire de nuestras respiraciones apasionadas”, nos dice Vitale mientras presenta las músicas y la poesía reincidente de autores como Alberto Muñoz, Atahualpa Yupanqui, Silvio Rodríguez, Luis Alberto Spinetta, Maria Elena Walsh y otros del repertorio de su historia musical.

Es difícil describir lo que sucede a partir de ahora, no sólo es la elección del repertorio sino que se agrega el oficio del canto como trabajo y la integridad en la expresión desde la cual la música se hace propia,  exigiéndonos a ser oyentes participantes, cercanos y atentos a la calidad de cada sonido, invitándonos a un “viaje” musical  por el tango, el rock, el folclore y hasta algún bolero de una época en la cual más de una generación nos reconocemos produciéndose así  el paso una comunicación más profunda que sólo se da con artistas que tiñen su arte con el amor por la música y en este caso también por el canto.

“Hay que escuchar el canto del agua / Que retorna que vuelve / Que se da”… “La lucha nunca se termina / Da ganas lo desconocido / Cerdos y peces / Hay destino / ¿Lloverá? / Incertidumbre de lo que vendrá”… “A veces es un salmo / Entonado entre dientes / A veces un tumbado / Golpes bajos / Pulsión”…  “Nuestro amor...  / Nuestro amor atonal  / Nuestro amor del nagual / El brillo de las hojas / El abismo y el mar / El salto de los dos / Larai larai lará” de “Son de Agua”, “Desaparecer en el amor” y “Atonal”, los últimos dos del disco “El Beneficio de la Duda” todos momentos intensos donde florece también como compositora.  

Luego siguen las canciones que conocemos todos, Liliana Vitale, logra que los concurrentes también se abran a la experiencia del canto, se sumen a escuchar sus propias voces y  quedarse con la sensación de haber sido modificados, asimilando en el proceso no sólo melodías, ritmos, armonías y silencios sino también conceptos, actitudes y un sistema de creencias ecológicas y sociales cuyo ritual es necesariamente de reciprocidad.

Después de dos bises, los presentes son invitados a probar la caña preparada especialmente para la ocasión, el lugar de muebles de madera queda más calido después del show, alrededor hay objetos antiguos e imágenes de santos de todos los credos. Ya los desconocidos comienzan a hacerse amigos y salen a avivar el fuego y ponerse juntos alrededor, cada cual con su intensión pero todos iluminando los sueños por crear. En Chacabuco al 800, frente al Teatro Margarita Xirgu y al lado del bar El Refuerzo suceden estas cosas desde hace exactamente un año y Liliana Vitale canta en Pista Urbana una vez por mes. La lluvia anunciada aún no llega, las fotos permanecen en la memoria y la luna llena sigue iluminando en el barrio de San Telmo.

PISTA URBANA - Chacabuco 874 - 4361-3015
Publicado en: Espectáculos de Acá

jueves, 30 de julio de 2015

Eso que vos y yo llamamos plenitud

Interrogaciones sobre el Derecho a la Vida​​


El multipremiado Director Mauro Molina, responsable de la dramaturgia y la puesta en escena de la obra “Eso que vos y yo llamamos plenitud” vuelve a explorar temáticas sociales poco frecuentes en el teatro y logra con recursos inusuales que el público se interrogue acerca de las convicciones que tiene en relación a la eutanasia.

La historia tiene como protagonista a una mujer de treinta años llamada María, quien tras un accidente automovilístico sufre un fuerte trastorno de sus funciones cerebrales con peligro de muerte y se encuentra hospitalizada en el mismo estado de salud desde hace cinco años. Sin embargo, no se trata solamente de la “crónica de una muerte anunciada” sino que el autor logra intervenir el drama para ofrecer diferentes niveles de re-lecturas.

Así, nos introduce en un espacio por muchos conocido: la sala de hospital o casa de salud, donde la protagonista María Viau es visitada en el día de su cumpleaños por Javier Pedersoli, su marido.  La paciente se encuentra al cuidado de Valeria Tercia, la enfermera y de Gabriel Yamil, el medico de guardia asistencial, estos dos últimos personajes proponen con sus caracterizaciones una suma de frescura y desconcierto al espectador ya que nos ingresan en un grotesco criollo: llevando el tono de la comicidad y el drama. Aportan a la ficción el humor negro y la ironía.

Otro plano del relato es el que brinda el espacio para lo onírico, el mundo de la imaginación y fantasías de María, el universo surrealista donde nos revela sus deseos y conocemos su forma auténtica de pensar y sentir, desde allí nos pide, suplica y ruega intervenir para cambiar su futuro, repitiendo una y otra vez “desconectáme”. Se suma un personaje  que habita, actúa y baila entre todos, Mauricio Borzone que es la totémica rata por descubrir, que utiliza la máscara de la excelente realizadora Valeria Dalmon.

Por último, Molina propone el juego de fusionar lo ocurrido en la escena con el recurso audiovisual, y lo hace un material de destacada edición técnica que proyecta imágenes de infancia, juventud y vida en pareja. Con gran acierto logra actualizar el pasado eternizado en los viejos videos, y combinar a través de este lenguaje momentos intensos llenos de vida que la protagonista añora revivir para gozar igual plenitud. 

La obra propone hablar del placer del instante en el que una persona se siente dichosa y plena de vida pero eso es sólo lo aparente por debajo laten las preguntas… ¿la alimentación y la hidratación a un paciente son tratamientos humanos o médicos? y obliga a tomar una postura personal frente al acto de provocar intencionalmente la muerte de una persona que sufre, y aunque previamente ya la tuviéramos,  la fuerte identificación con la protagonista que desborda en capacidad y oficio en su interpretación como también lo hacen sus compañeros en especial Gabriel Yamil, logran que busquemos apartarnos de la incomodidad que produce notar que este tema tan serio pueda abordarse con cruda ironía e incluso lograr que esbocemos sonrisas.

Muy buen trabajo actoral, con brillos que ponen en evidencia que los talentos personales si están bien dirigidos siempre suman al equipo, un texto provocador con algunas escenas que rozan lo obsceno que quizás son innecesarias porque resaltan lo que ya se entiende pero lo más destacado es que se nos invita a la reflexión conjunta de cómo el teatro sigue realizando aportes valiosos y de actualidad cuando se debate sobre la vida. Esto sucede cada jueves a las 21:30 en el Camarín de las Musas, Mario Bravo 960 y cuenta con música original.


El CAMARÍN DE LAS MUSAS - Mario Bravo 960 - 4862-0655
Publicado en: Espectáculos de Acá