El canto de los enamorados de Verona
Héctor Presa se anima esta vez con la adaptación y dirección de “Romeo y Julieta”, conocida pieza teatral de William Shakespeare escrita en 1597, seguramente la más escenificada en todo el mundo desde hace cinco siglos.
Esta versión abreviada se aleja de la estética renacentista sin romper con el espíritu de la obra. La buena elección de la traducción del poeta Pablo Neruda dimensiona y potencia la recreación del lenguaje.
Los jardines del Museo Enrique Larreta imprimen el aspecto mágico necesario, donde las especies de arboles exoticos y nativos enmarcan el espacio ideal propuesto por el autor. Desde la recepción con las macetas colgantes en el camino se satisfacen nuestros sentidos: el oído con el murmullo de agua en cercanía de la fuente, el olfato por el perfume de las flores, la visión y tacto por diferentes brisas y texturas de baldosas, ladrillos, tierra y ripio.
El público que se acerca es de lo más diverso, mayormente familias y muchos jóvenes, se sientan en las gradas de madera y esperan predispuestos a trasladarse a los tiempos donde se desarrollo esta conocida historia de amor entre Montescos y Capuletos que se odiaban por diferencias.No es casual que algunos de los presentes reconozcan y repitan los esperados versos de la segunda escena del acto dos (Escena del Balcón) con Guillermina Calicchio (Julieta): ¿Qué es Montesco? No es un pie, ni una mano, / no es un rostro, ni un brazo, no es ninguna / parte del hombre. ¡Cambia de apellido!”… ni tampoco que lo haga con Julián Puchetta (Romeo): “Te tomo la palabra. Desde ahora / llámame sólo Amor. Que me bauticen / otra vez, dejo de ser Romeo”.
O que se cante simplemente al reconocer las popularísimas letras de Charly García, Lito Nebbia o Joan Manuel Serrat. Sucede que “La gran Bestia Pop” de Los Redonditos de Ricota; “Te quiero” de Mario Benedetti y Alberto Favero y “Tumbas de la Gloria” de Fito Paez, entre otras canciones van uniendo las escenas y nos llevan de la mano hacia una expresión nacional, que lejos de la solemnidad del clásico, nos acercan a la poesía que llega a todos. Y por si hay algún distraído que desconoce este drama también será conmovido por el fuego cristalino que arde en el lugar sin desaparecerse.
Sucede que Presa tiene un concepto estético con objetivos claros pensando siempre desde la mirada del espectador que busca sorprenderse, entretenerse y su larga experiencia en el género musical lo avala. La comedia y la tragedia que esta pieza universal propone junto con la música, el vestuario, la coreografía, los colores, la poesía, todo en su justa medida contribuyen y resumen un nuevo concepto de pequeña belleza que nos hace simplemente disfrutar.
Completan el elenco Mónica Buscaglia, Mónica Santibañez y Osvaldo Bermúdez cuyos trabajos se evidencian tan sólidos como el de los protagonistas, al desdoblarse en los restantes personajes: Mercurio, Teobaldo, Fray Lorenzo, el Ama, los padres de Julieta, París y hasta el Príncipe de Verona. Todos a excepción de los jóvenes, visten de negro y combinan la utilización de máscaras de acuerdo a los personajes.Sin embargo las escenas más destacadas las logran Buscaglia (Fray Lorenzo) y Puchetta (Romeo) cuya caracterización es generosa en recursos precisos. Siguen las de Santibañez (Ama) y Calicchio (Julieta) que logran picos vocales de expresión codiciada.
La obra está resuelta en forma sencilla y ágil. El escenario está despojado, con una autentica luna de noche al aire libre, y solo cinco largas telas blancas que cuelgan del techo escénico nos recrean los espacios al ser ubicadas de diferentes maneras por los actores: simulando columnas, balcón, lecho de muerte, etc. La iluminación con colores acordes puntualiza los segmentos ocupados y la coreografía que interactiva completan el relato.
Héctor Presa dirige la compañía teatral “La Galera Encantada” integrada por unos catorce actores que van rotando en diferentes espectáculos y una historia que sumó más de 170 integrantes en el aprendizaje creativo. Este año cumplirá treinta y cinco de trayectoria y diez temporadas de espectáculos al aire libre. Marca y calidad que ya es referencia en el teatro infantil, reiteran su reputación con los adolescentes y adultos y los espectadores presentes agradecen con un fervoroso aplauso y repiten su saludo a los actores que esperan el reencuentro en el Jardín del Museo.
La máxima de español Baltazar Gracián que cultivó la prosa didáctica “lo breve si es bueno, dos veces bueno” es la más apropiada para esta versión de “Romeo y Julieta” que contribuye a acercar a los jóvenes a la literatura universal y urbana. Y a todos a reflexionar sobre la necesidad de este triste final para sellar el verdadero "Símbolo de paz".
MUSEO DE ARTE ESPAÑOL ENRIQUE LARRETA - Juramento 2291 - 4784-4040 / 4783-2640
Publicado en Espectáculos de Acá

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